miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Corazonada de Coppola

Lo que existe detrás de esta producción es la historia de un sueño y de un exorcismo. Coppola en 1982, recién salido del psiquiátrico que fue el rodaje de su magna obra Apocalypse Now, buscó darle otro sentido y dirección a su nuevo proyecto, partiendo de patrones más sencillos y menos ambiciosos en cuanto a la historia, todo ello retratado dentro del marco de un musical, con la ayuda de un guión previo que fue modificado por el director (transcurría en Chicago y no había música). No fue así en el caso de la manera de rodar y mostrar las imágenes, tomando como referencia los antiguos patrones televisivos, con cámaras rodando a la vez, todo ello en un megaestudio troceado en varios escenarios donde transcurre el relato.

La ambición visual es la nota predominante en la mente del director, y esa ambición y ese deseo de crear una historia simple le crean grandes problemas, al menos en su presupuesto, ya que en el rodaje parece que se olvidó un poco de qué quería contar y eso le pasó factura al mostrarla a los críticos. ¿Pero es Corazonada una mala historia?. Para nada. Simple, mil veces vista pero bien narrada y con estupendos actores, lo que Coppola mostró a los críticos fue una historia incompleta y esta fue machacada sin piedad; por mucho que luego fuera completada y bien montada, su destino era el olvido en las taquillas.

Centrémonos en la pelicula.... Corazonada es una historia de amor en crisis (no es culpa de ZP), que busca revitalizarse en una noche loca, y dejar de vivir en la monotonía y aburrimiento. La forma que se produce este renacer es mediante la separación de la pareja, provocado por el hastío, la desgana y la falta de alicientes; donde cada uno encuentra a la persona de sus sueños y hace replantear su vida y su futuro en ese mismo instante. Uno es Ray (Raul Julia), un camarero elegante, excitante y que comparte los sueños de Frannie (Teri Garr). Por otro lado, Hank (Frederick Forrest) encuentra a Leila (Nastassia Kinski) una bellísima y sensual artista de circo que cautiva al protagonista y la persigue nada más verla. Todo esto ocurre dentro de unos patrones visuales fastuosos, imágenes llenas de colorido junto a bailes descontrolados y tangos sudorosos. La historia se nos narra como un sueño, una fantasía de verano donde lo que más deseas no siempre es lo que te hace más feliz.

Coppola, dentro de la sencillez del guión con personajes corrientes, crea magia donde la alegría impregna cada escena y los sueños pueden cumplirse. Un claro culpable de que esto suceda es Vittorio Storaro, con un trabajo fotográfico sensacional que acompaña un trabajo de cámara revolucionario, empleando técnicas innovadoras que hacen de Las Vegas un lugar de fantasía y que sin duda es el principal reclamo en esta producción.

Falta un elemento crucial que hace que el montaje sea dinámico y se cree una simbiosis perfecta entre las imágenes y la historia; me refiero a la musica creada por Tom Waits. En este caso no tenemos una banda sonora orquestal o uniforme, sino un conjunto de canciones originales creadas por el músico que adornan momentos oniricos que se producen entre los actores (esas luces de neón que hacen creer a Frank ver la cara de Leia en ellas y que luego es acompañado por un número musical donde la Kinski derrite los corazones de cualquier persona que la ve). Las letras tienen incidencia en la historia y siguen en paralelo las acciones de los protagonistas. Como decía antes, la sencillez bajo un manto de imaginación y creatividad.

El tiempo es un juez implacable y ese tiempo le da a este film las virtudes que siempre se debieron reflejar. Sin ser una pelicula perfecta, Corazonada es un trabajo con riesgo y calidad, con escenas que encandilan por su energía y colorido. Coppola buscó limpiar su alma despues de su anterior trabajo con un film distinto, un viaje tranquilo y sin quebraderos de cabeza, que hechizara al espectador y le hiciera creer que los sueños se pueden recrear. Desgraciadamente, el público dió la espalda y el dinero invertido hizo que Coppola viviera un endeudamiento que marcó su posterior carrera.

En estos tiempos de muchos musicales, a mi modo de ver, vacíos y faltos de estilo tanto visual como narrativo, Coppola nos dejó un trabajo diferente, atractivo y lleno de interés que muchos deberían descubrir.No creo que os defraude, tengo esa corazonada....

sábado, 16 de agosto de 2008

Anarchy in Gotham

No, no estoy hablando de una nueva versión de la mítica canción de los Sex Pistols, sino de la magistral película que han creado el dúo más inteligente e impactante del momento, los hermanos Nolan. Con Chris dirigiendo y Jonathan escribiendo, tenemos calidad asegurada en el cine, esperemos que durante mucho tiempo.

En esta ocasión nos presentan la segunda pelicula dedicada al hombre murciélago, cuya trama se desarrolla y cristaliza hasta crear una pieza sólida sobre un hombre que no puede escapar de su creación, por muy buenas que sean sus intenciones.
Bruce Wayne es un hombre atrapado, atrapado en un mito, un símbolo, que atemoriza a sus enemigos y a los que incluso escupe a la cara (como le señala Alfred en un cierto momento); pero está claro que el crimen no duerme, nunca descansa y de ahí surge una nueva figura, el reverso tenebroso del héroe, su némesis, la evolución del mal de la misma manera que el bien lo hizo en Begins ante las fatalidades que había en Gotham. Ha nacido El Joker, amante de la anarquia y la fatalidad, un elemento incontrolado y sin objetivo fisico o moral (al menos en teoría).

Entre ambos guerreros tenemos al elemento central de la película, la clave para la estabilidad o derrumbamiento de Gotham, la espina dorsal como bien señaló Christopher en una entrevista, cuyos ideales y maneras de actuar cautivan al héroe tras la máscara y le hacen soñar con un final a su cruzada justiciera, un relevo que será referencia moral e inspiradora para la población de Gotham. Harvey Dent es el autentico protagonista de este relato, un relato que conecta tanto en espíritu como elementos argumentales con los grandes relatos del comic-book de autores relevantes y consagrados como Alan Moore o Frank Miller, pero con el toque thriller que imprimen los Nolan a sus obras. Estamos ante una especie de rise and fall del fiscal del distrito que ante la desgracia se transforma en una dualidad, en dos caras de una misma moneda (como la que posee como amuleto y le acompaña en todo momento), que le hará replantearse sus pensamientos y sus creencias y afectarán a los que considera causantes de esa desgracia.
Aaron Eckhart nos muestra un personaje complejo, que va de menos a más, con cambios esporádicos en su personalidad y cuyo destino va ligado a una moneda que será vital en los momentos determinantes del film. Dent es la imagen de la renovada Gotham, la pureza e incorruptibilidad del nuevo sistema que se busca instaurar, un nuevo orden, el nuevo simbolo de Gotham pero a pecho descubierto, una imagen con rostro y nombre real; pero el amor y la pérdida en este caso tornará en desgracia y odio toda esa pureza y pulcritud.En el Joker interpretado por Heath Ledger no tenemos a un criminal frío y calculador, sino a un perro rabioso que muerde y ataca sin freno y que trata de contagiar su virus al resto. Su presencia es como una montaña rusa, impactando al espectador con cada fotograma tratando de crear el caos y confusión, y entre todo este caos Batman, con sus métodos de lucha y preparación, no encuentra respuesta y afecta a los que le rodean y principalmente a Harvey Dent.
Este Joker se aleja radicalmente de los cánones mediocres y cómicos que Tim Burton y Jack Nicholson imprimieron en el primer Batman, donde el personaje era una simple caricatura del actor que lo interpretaba. Ledger, en cambio es un carnicero sádico que ríe mientras mata y que cuya meta es la simple y llana destrucción.

The Dark Knight no es una continuación de Begins: Begins fue la intro, como si de una canción se tratase, que marca los cimientos en un edificio que es esta pelicula en cuestión, la impotencia del héroe ante algo que no comprende y cuyas acciones no logran resolver la situación forzándole a tomar decisiones que van en contra de sus ideales, que forzaron su nacimiento como salvador y protector, y que le obligará a tomar una decisión final que le marcará a fuego de por vida.

Las dos horas y media mantienen un ritmo frenético y pleno de tensión argumental, gracias a un guión sensacional que ahonda en pequeños giros que van ahogando la vida de la ciudad y sus cuidadanos indefensos ante la amenaza del freak loco que no se detiene ante nada. Pero no solo la historia es brillante; Nolan, como en todo buen blockbuster veraniego que se precie, no escatima en escenas de acción donde vemos al héroe repartir estopa desde un diferente punto de vista respecto a Begins, dejando las sombras y la sorpresa por la contundencia, así como persecuciones explosivas que arrollan la pantalla, dejándonos a las claras que tambien estamos ante un producto con tiempo para el entretenimiento básico y no solo una trama compleja e intensa.

Las sensaciones que uno se encuentra al salir despues de ver esta superproducción no son fáciles de desarrollar en un primer visionado, lo que siempre es positivo para el cinéfilo exigente que desea que una pelicula le haga pensar y crear teorías y recordar escenas impactantes que han entusiasmado. Nolan en sus obras consigue eso y más, tenemos un personaje carismático y complejo que deja en pañales otras obras del estilo, alejándose del concepto superheéoe imbatible y perfecto y acercándose al thriller épico y trágico. Los hermanos Nolan mantienen y superan las expectativas sobre su trabajo, presentandose un esperanzador futuro ante nuestros ojos y haciéndonos disfrutar un esplendoroso presente.

Es la hora del caballero oscuro, las palmas resuenan.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Batman. Joker. Caras. Caos.

En el momento que Christopher Nolan fue el elegido para revitalizar, cinematográficamente hablando, al héroe torturado por excelencia, no fueron pocas las voces escépticas al respecto; no obstante, sucesivos proyectos fueron paseándose por las oficinas de Warner desde que Joel Schumacher se empeñara en poner en relieve (el mismo relieve pezonil que el de los abigarrados trajes que lucían los protagonistas) el lado más gay del personaje. Cuando parecía que Darren Aronofsky era el escogido para crear algo realmente personal y con entidad con el Año Uno de Miller, apareció Nolan de entre la niebla de un remake, Insomnio, no del todo apreciado tras su consideración de director de culto tras Following y Memento. Si bien la jugada podría llevar a pensar que la productora buscaba el bombazo fácil y cierta continuidad con el espectáculo propuesto por los films anteriores, el casting escogido y las sucesivas noticias al respecto de la trama argumental auguraban, como mínimo, algo más elaborado que el blockbuster veraniego de turno.

Batman Begins irrumpió de manera tibia entre el público en cuanto volumen, pero ese público discreto se mostró entusiasmado ante ese personaje oscuro y perfectamente desarrollado que ofrecía la milimétrica obra de Nolan. Así como entre fans del personaje existían diversidad de opiniones, derivadas sobre todo por detalles superficiales, la percepción general fue de asistir ante una gran película, que respetaba y trascendía a su vez el género que le tocaba, y que contaba con una profesionalidad del todo inusual en la mayoría de revientataquillas. Aunque no resultara ningún exitazo, la semilla quedó plantada; el mercado secundario (DVD, televisión) se encargaría del resto. Mientras escribo estas líneas, The Dark Knight se sitúa como la segunda película más taquillera de la historia tras Titanic, aún faltando mercados como el europeo y el asiático. Las razones, quien suscribe así lo quiere pensar, pueden deberse al impacto derivado de la primera parte, pero sería incapaz de encontrar un detonante claro para tamaño bombazo. Sin embargo, debe existir algún punto en común del por qué la secuela de una película que obviaba con absoluta justicia la herencia de Tim Burton y Joel Schumacher, que se adentra en la parte más oscura y terrorífica de la psique del héroe y de toda una sociedad; en definitiva, por qué una rara avis tan acentuada en la historia del blockbuster hollywoodiense puede haber volteado de manera tan fugaz a tantísimas películas así creadas con ese fin.

Si existe una palabra para definir The Dark Knight, esa es caos. Personal, generalizado. Tan solo existe un personaje capaz de sobrellevarlo, que no pienso desvelar aquí, pero que se destapa como la gran ironía de la película. Cómo ese caos despierta los más bajos instintos de una sociedad enferma por el miedo resultante de Begins y, aunque no está nadie a salvo de él, cómo es capaz de beneficiar a quiénes saben ver la gran broma de esa misma sociedad. Tal y como indica chinocudeiro en la crítica de este mismo blog, el personaje principal es Gotham. Toda ella. Esa ciudad que parecía amoldarse a los movimientos de Michael Keaton en la saga de Burton, o en la que Schumacher demostró que la arquitectura carece de principios; esa misma ciudad que se ha visto relegada a puro escenario de las acciones del hombre murciélago, a manos de los Nolan se convierte en una representación desquiciada y a pequeña escala de todos los males -y virtudes- que asolan al mundo moderno... o quizás los males creados para el control de sus habitantes, algo de lo que ni el tridente formado por Dent-Gordon-Batman está a salvo. Tridente que representa el ello, yo y superyó freudiano, constituyendo un mismo personaje cuyas circunstancias ajenas les hacen terriblemente vulnerables.

Porque si por algo destaca The Dark Knight, es por realizar un tratado sobre el terrorismo que ya gustaría multitud de documentales tendenciosos. Sí, se lo digo a usted, Sr.Moore. Al igual que Ras Al Gul representaba el fascismo justificado con loables intenciones, El Joker es la esencia de todo lo que el terrorismo intenta conseguir. Pero aquí surge algo curioso. El fascismo en Batman Begins se apoyaba en una sociedad secreta, desconocida ante la población y cuyos objetivos se ven cumplidos entre las sombras. No existe el populismo necesario para que un sistema utópico-totalitario prolifere ante la inexistencia de una cara pública para conseguirlo: se trata de un grupo que busca a sus iguales en pos de una justicia, que, al fin y al cabo, no difiere de los objetivos de cualquier dictador. Bajo esa misma premisa, el terrorismo que representa El Joker resulta arbitrario, sin reeivindación alguna, cuyo único objetivo es desestabilizar el sistema simplemente por el placer de hacerlo. Es una jugada arriesgada pero perfectamente ejecutada en ambos casos: no sólo Nolan se adentra en temas espinosos en el marco que ofrece una adaptación de un superhéroe a la gran pantalla, si no que además le da la vuelta a los mismos y, con todo, consigue explotar la metáfora como pocas películas post 11S.


En otro orden, la influencia que Batman ejerce sobre la sociedad es el otro gran tema a tratar. No sólo su aparición puede haber sido el germen de El Joker, también sus actos provocan una influencia en la sociedad que se materializa en el wannabe que aparece al principio del film: un justiciero que no se diferencia demasiado a los criminales que inundan Arkham, que hace que Bruce Wayne se plantee su papel como justiciero, y cuya duda da lugar a la necesidad de encontrar un Caballero Blanco tal y como es Harvey Dent. Todo esto remite a una de las escenas clave de Begins, el momento en el que Wayne confiesa a Alfred sus planes para liberar a Gotham del mal que mató a sus padres: precisamente en ese discurso gira el desmoronamiento generalizado del héroe, derivándolo al mal menor y recurriendo a aspectos puramente marciales para sus fines. La idea de un superhéroe jamás ha estado tan entredicho en una película.

Ante todo, The Dark Knight es una película carente de toda concesión. Incluso los elementos propios del cine de acción que aligeraban ciertos pasajes de la primera parte aquí se ven relegados a un guión denso, milimétrico, que no permite ni otorga tópico alguno. Al igual que en las anteriores adaptaciones de los Nolan sobre material ajeno, Jonathan y Christopher deconstruyen el puzzle original, lo fragmentan en miles de piezas y buscan aquellas que mejor sepan captar la esencia del personaje y de su entorno: tal y como ocurrió con The Prestige, novela extremadamente difícil de adaptar por su peculiar narrativa y donde consiguieron conservar toda la esencia a base de desmontar completamente la estructura del material original. Con Batman han conseguido no ya respetar la esencia del personaje, si no potenciar a todos los niveles la herencia dejada por Miller, Loeb y demás y, de paso, añadirle nuevas vías acordes al cine del británico. Como en toda su filmografía, existe un leit motiv poderoso: si en Following fue una obsesión, en Memento una forma curiosa de amnesia, en Insomnio la falta de sueño, en Batman Begins el miedo y en The Prestige la envidia, en The Dark Knight toca un caos tan interiorizado como el resto de detonantes anteriores. Esto afecta incluso a la estructura del relato (tan sólo hay que recordar el montaje del que fue su primer éxito), consiguiendo una inmersión del espectador que, en ocasiones, puede resultar demasiado densa, incluso enfermiza. Sin embargo, con el díptico (por el momento) del Señor de la Noche se ha conseguido un perfecto equilibrio entre la pura comercialidad y el más profundo de los tratamientos cinematográficos: servidor quiere ver una comparación de forma más adulta (e igual de válida) con las dos primeras Spider-Man de Sam Raimi, donde trataba temas relevantes y perfectamente accesibles para un público joven sin sacrificar el espectáculo y el sense of wonder. Ambas sagas son capaces de llegar a cualquier share jugando a varios niveles sin menospreciar ninguno de ellos, con resultados abiertos a gustos, pero innegablemente apreciables en ambas. Espero (y confío plenamente) que la tercera película sobre Batman corra mejor suerte que la tercera de nuestro vecino arácnido.

Como aquella truncada saga de la Marvel, Nolan respeta hasta el más mínimo detalle toda la herencia del cómic que han ido dejando sus grandes autores: detalles como el ya mencionado wannabe o cuando Wayne rompe una escopeta con sus propias manos (remitiendo directamente al Dark Knight Returns de Miller), pasando por el sistema de control masivo basado en ultrasonidos y controlado desde un solo punto (el oráculo); hasta algo tan sutil e irrelevante como el hecho de ver a Batman con los ojos en blanco mientras usa el dispositivo de ultrasonidos recuerda directamente al personaje comiquero. Son pequeños detalles que no aportan a la trama más que reminiscencias a un público reducido, pero que se agradecen como muestra de respeto hacia el personaje.

Lo que ha conseguido Nolan con su saga ha sido hacer de Batman su personaje, apoderarse de su mundo como si cualquier autor del cómic se tratase, e insertarlo en un mundo propio y coherente del que no hace falta recurrir al material original para poder disfrutar plenamente de él. También se podría considerar la perfecta conjunción cine-cómic, consistiendo la fórmula en algo tan simple como obviar el hecho de que se basa en un cómic: no hay mejor manera de hacer una película que considerar que vas a hacer una película. En una época donde se consideran los medios como algo intercambiable y que pueden ser prostituidos al libre albedrío, se agradece que alguien sea consciente de que se trata de eso, de cine. Sí, se lo digo a usted, Sr.Snyder.

Y aunque dure dos horas y media, los ecos de The Dark Knight durarán mucho tiempo más. Al menos hasta el esperado y prometedor final de la saga. O hasta que alguien pueda equipararse en dedicación e inmersión en un proyecto como los Nolan. A estas alturas, lo dudo.

martes, 12 de agosto de 2008

El Caballero Oscuro

Resulta difícil hablar a estas alturas de El Caballero Oscuro a un mes pasado de su estreno americano cuando medio mundo ha sido invadido por críticas, insultos hacia los críticos y una amalgama de opiniones enfervorizadas en Internet. No me gusta todo lo que se ha montado alrededor del film. Sin ir más lejos que la película ocupe la primera posición del ranking de mejores películas en IMDB, a pesar de su nulo valor cualitativo, me parece casi yihaidista.

Nolan ha conseguido elevar el concepto de blockbuster hacia una categoría nueva y diferente. Si la primera entrega era un tratado psicológico en toda regla sobre la mente de un hombre perturbado obligado a defender la idea del bien, aquí topamos con un análisis sociológico de una sociedad que se desintegra por momentos. Sin necesidad de grandes fuegos artificiales, Nolan hace un perfecto análisis de la sociedad americana post 11 de Septiembre donde la cordura y la locura están separadas de una finísima línea de separación y donde cualquier elemento puede hacer saltar todo por los aires. Gotham es la gran beneficiada de la llegada del director de Memento al universo Batman.

El guión de los hermanos Nolan usa la ultima escena de Batman Begins como plataforma de lanzamiento para el desarrollo de los hechos de El Caballero Oscuro. La llegada de Batman a la ciudad cambia el panorama, como el propio Alfred indica a Bruce Wayne, “ha escupido en la cara de los delincuentes”. En un mundo donde el credo de la venganza y del ojo por ojo está a la orden del día, el siguiente paso lógico es que todos acabemos ciegos.

Tomando como premisa el triángulo establecido entre Batman, Gordon y Dent de El Largo Halloween de Jeph Loeb, Nolan consigue ir un paso más allá y organizar su película en una pirámide con hasta tres triángulos isósceles de relaciones donde descansa todo el poder narrativo de la misma. Al ya mencionado triunvirato de “las fuerzas del bien”, se le suma el triángulo amoroso entre Wayne, Rachel y Dent y aquel que engloba a los tres monstruos de la cinta Joker, Batman y Dent/ Dos Caras. Todos ellos interconectados entre sí mueven los engranajes principales de la historia.

Al igual que en muchas de las películas del cine negro o de la cinematografía americana reciente, en especial del año 2007 donde el cine de Hollywood alcanzó sus mayores cuotas de oscuridad, la lucha entre el bien y el mal es imposible que se resuelva a favor del primero, es por ello que Batman es convertido ya no en un héroe falible, sino en alguien que va dando palos de ciego en una oscuridad que le supera con creces. El Joker de Ledger es una figura más cercana al asesino del Zodíaco propuesto por David Fincher o al Tyler Durden de El Club de la Lucha que a un villano convencional. Es el interruptor necesario para que se encienda la película, un autoproclamada agente del caos que lo único que busca es dinamitar el status quo de una sociedad estancada. Es admirable la planificación de Nolan a la hora de la difusión del caos a lo largo de Gotham. La importancia de las apariciones televisivas del Joker, utilizando las ondas a su antojo para crear confusión y llevar a cabo su plan. Nuestra vida está condicionada por los medios, no hay nada mejor que su manipulación para propagar el caos en una ciudad.

Pero sin duda la gran figura trágica de la película reside en Harvey Dent, víctima de las manipulaciones de Batman/Bruce Wayne y Joker, representante del espíritu y sueños de Gotham y tablero donde Batman y Joker juegan una terrible partida de consecuencias fatales que acaba creando un monstruo llamado Dos Caras. Nolan vuelve a dar una lección de aplomo a la hora de volver a racionalizar un mito de la iconografía del cómic como es la moneda de Dent/Dos Caras, mostrando a un fiscal valiente, que al contrario que Batman no deja nada al azar y todo lo tiene controlado. Cuando Wayne afirma que “él es mejor que yo” es la única vez que no se equivoca durante todo el metraje.

Es importante resaltar el pequeño pero vital papel de dos personajes de este nuevo universo creado por Nolan. En un Batman tan pegado a la realidad cotidiana como el de Nolan, no es de extrañar la aparición casi sorpresiva hacia el final de la película de un sonar, creado por Lucious Fox, que permite escuchar y rastrear todas las conversaciones de los ciudadanos a través de teléfono móvil. No hay que investigar mucho para conocer la llamada Ley Patriota aprobada por los Estados Unidos en la cual en la guerra contra el terrorismo se ha activado un plan mediante el cual se podía escuchar toda llamada entrante o saliente en territorio estadounidense. Algunos críticos americanos han querido ver en la película un mensaje a favor del partido republicano y George Bush, como un alegato hacia la marcial en tiempos de crisis, personalmente no estoy de acuerdo en ello, pero es interesante resaltar que la realidad supera casi siempre a la ficción.

De la misma manera Alfred, interpretado por un breve pero magnífico Michael Caine, añade un poco más de oscuridad a la película obligando al héroe a vivir en la mentira y entregarse a un ideal de justicia sin poder obtener capacidad alguna de redención. Una idea aterradora, viniendo de la figura más cercana a la paterna que tiene Bruce Wayne. Como dice Alfred a Rachel en uno de los mejores momentos de la película: “Tal vez Bruce como Dent creen que Batman representa algo más importante que los caprichos de un terrorista, aún cuando todos les odien por eso. Es el sacrificio que él acepta. No está siendo un héroe, está buscando algo más”

El Caballero Oscuro debería suponer un punto de inflexión en buena parte del cine de alto presupuesto americano y por ende de adaptaciones superheroicas, pero desgraciadamente viendo los resultados monetarios del nuevo estudio Marvel, es más posible que se sigan produciendo películas como si se tratase de una factoría industrial, independientemente de la calidad del producto.

viernes, 25 de abril de 2008

Abel Ferrara - Teniente Corrupto, Perdóneme Padre porque he pecado

Un teniente de la policía de Nueva York, drogadicto y sin escrúpulos, ha perdido sesenta mil dólares en la apuesta sobre la final del torneo de béisbol. Aparte tiene entre sus manos un desagradable caso: la violación de una joven monja y se ofrece una recompensa por el descubrimiento de los culpables. Después de viajar por las noches de Nueva York con Frank White y su mundo de drogas, mujeres y asesinatos. Ferrara nos lleva de viaje con otro magnifico personaje: El Teniente.

Este teniente es el lado oscuro del policía honesto, fiel a sus principios, incorruptible que vimos en El rey de Nueva York. Ferrara nos muestra a un jugador empedernido, violento, yonki y obseso, un reflejo de la imperfección americana. Es tal su degradación que el camino final será la tan querida redención que siempre quiere mostrarnos Abel, pero antes de que eso ocurra la película es un viaje grotesco donde la cámara acompaña al personaje en su angustia existencial. Debido a sus problemas con el juego sabemos que el destino de este hombre se torna oscuro y lleno penumbras, y eso se refleja en la imagen, plena de luces tenues y ambiente gris.

Durante este viaje, las preguntas que rondan la cabeza del espectador pueden ser varias, pero centradas en un mismo punto: ¿Cuándo acabará su tortura interna? ¿Podrá soportar más este castigo moral y físico? Son algunas dudas que pueden ir surgiendo a medida que transcurre el metraje. Todo ello surge debido a que el propio Ferrara nos induce a pensar que este hombre tiene una parte noble y buena dentro de sí mismo; fiel reflejo de ello es la anciana que surge y dice: es una buena persona. Estamos ante el antihéroe en estado puro.

Para lograr tan codiciada redención, Ferrara enfrenta a nuestro querido Teniente a una prueba de fe, fe en las personas y su bondad, su capacidad de perdón. La violación de una monja por parte de dos jóvenes hace que comience su búsqueda interior hacia una nueva visión de las cosas. Nos encontraremos con un brazo ejecutor que quiere justicia –Teniente- y una víctima que perdona sin reticencias ni motivos más allá del amor por Dios y su doctrina. Esto hará que el Teniente se debata interiormente y busque el perdón en el Todopoderoso por todo el mal que ha causado.

Una escena que refleja todo lo dicho:

La monja está rezando de rodillas frente al altar. Al fondo, se filtra la luz blanca y aparece el teniente, que se acerca a ella y se arrodilla a su lado.

TENIENTE
Escúcheme, hermana, escúcheme bien. Los otros policías sólo conseguirán llevar a esos muchachos al tribunal de menores. Y saldrán, ¿entiende? Pero yo pasaré del tribunal y haré justicia. Justicia, por usted.

MONJA
Yo ya les he perdonado.

TENIENTE
Vamos, señorita. ¿Cómo ha podido? ¿Cómo ha podido perdonar a esos hijos de… a esos muchachos? Usted perdone, ¿cómo ha podido? ¿No quiere que paguen por lo que le hicieron? ¿No quiere vengarse por ese crimen?

MONJA
Les he perdonado.

TENIENTE
Pero, ¿tiene usted derecho? No es la única mujer en el mundo, ni la única monja. Hermana, ¿va a hacer que corra más sangre? Y si esos muchachos hacen lo mismo a otras monjas, a otras vírgenes, o a mujeres, ¿tiene usted derecho a dejar a esos muchachos en libertad? ¿Podrá cargar con ese peso?.

MONJA
Hable con Jesús. Rece. Usted cree en Dios, ¿verdad? ¿Sabe que Jesucristo murió por nuestros pecados?

Ella se levanta y marcha. El teniente se levanta, cae de rodillas al suelo y se revuelve gritando y llorando desesperadamente. Ve a Cristo, ataviado según la iconografía del momento de la Pasión, en mitad del pasillo, con la luz al fondo.



TENIENTE
¿Tienes algo que decirme, cabrón? ¡Cabronazo! ¡Un cabronazo! ¡Dime algo! ¿Vas a quedarte ahí parado? -Vuelve a gritar- ¿Qué voy a hacer? ¡Tienes que decirme algo, cabrón! ¿Quieres que lo haga yo todo? ¡Maldita sea! ¿Dónde coño estabas? ¿Dónde estabas tú? ¿Dónde diablos estabas? -Llora con las manos en la cabeza.- Lo siento, lo siento, lo siento. He hecho tantas barbaridades. ¡Y me arrepiento! He intentado ser… He intentado ser bueno. Pero soy demasiado débil. Necesito que me ayudes. -Avanza de rodillas hacia Cristo.- Necesito que me ayudes. ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Perdón, por favor!

Llega junto a él. Cristo le extiende los brazos.
Rostro del teniente besándole los pies ensangrentados.
Alza la cabeza. Ve que quien está enfrente de él es una mujer negra.


Lo nuevo que nos presenta Ferrara respecto a El rey de Nueva York es otra de las grandes características de la doctrina cristiana de la que Abel es tan ferviente seguidor: el sacrificio. El Teniente se sacrificará por lograr que otros logren la redención, en este caso los jóvenes agresores. Esta situación se muestra de una manera diferente respecto a la forma en que la cámara muestra lo que pasa, algo parecido al duelo final de White con Roy Bishop; la cámara se muestra contemplativa y piadosa por lo que está realizando el Teniente y se aleja de la acción, se mantiene al margen, como si no quisiera verlo aunque no perdamos detalle. Un símil parecido a lo que sucede en El Cielo sobre Berlín de Wim Wenders. Tal es el sacrificio del Teniente que indirectamente será victima de sus errores pasados.

Esta película es sin duda, particularmente, la más brillante obra de Abel Ferrara en cuanto a diversidad temática (maldad, perdón, redención, sacrificio….), centrada en un único personaje. El resto son elementos secundarios que acompañan cuyo interés para el espectador es nulo pero cuya importancia para el personaje central será determinante para su destino. Harvey Keitel muestra su cara más oscura, pérfida y agónica para acabar siendo un personaje torturado, derrotado y que quiere redimirse sea como sea. Un trabajo duro y farragoso para el actor que tristemente no fue alabado como debería.

Ferrara nos muestra a través del Teniente las miserias y desgracias de la condición humana, sistemáticamente ultrajada por el pecado y la culpa. Es una película eficaz, dura, poderosa visualmente y a su vez en sentimiento; que muestra las agallas de un cineasta controvertido que hurga en las heridas de una sociedad imperfecta que oculta la verdad de lo que sucede dentro de sus calles.

domingo, 13 de abril de 2008

Yo no hubiera

Resulta alarmante, por no decir ofensivo, la cantidad de veces que se tiene que escuchar lo mismo al salir de una sala de cine... Yo lo hubiera hecho mejor. Qué de genios desaprovechados que tenemos por el mundo y yo sin enterarme ante tal fenómeno, porque soy un desengañado en cuanto talento propio, y soy incapaz de imaginar qué puede mejorar el ciudadano de a pie en cualquier película que se le tercie. Supongamos que en eso consiste el acto de asistir a la proyección de una historia que, para llegar a las salas, ha tenido que pasar por un proceso largo y laborioso: al fin y al cabo, la única película que existe es aquella que se forma en nuestra consciencia -y en el subconsciente si resulta sublime- a través de los impulsos visuales y auditivos que nos ofrece. Pero qué bien se queda uno soltando tamaña barbarie, sin tener en cuenta los fundamentos que han dado pie a la realización del film; para qué tener en cuenta que, al pensar que tu podrías haberlo hecho mejor, en realidad estás modificando, violando, un trabajo ajeno.

¿Y por qué me da ahora por irrumpir con el párrafo anterior? Porque hace unos años no se nos ocurrió otra a algunos de nosotros que inventar películas, adjudicarlas a diversos realizadores y, en definitiva, fantasear como divinidades sobre la iniciativa de los mismos. Por entonces realmente pensaba que yo podría hacerlo mejor, y maldecía la ignorancia de las altas esferas por no permitirme manejar un presupuesto para poder realizar algo con más sustancia que toda esa mierda que veía en pantalla. Por ello mismo paso a recopilar todas aquellas ideas descabelladas, y si mis antiguos camaradas están de acuerdo, las suyas con posteridad.

Al menos resultan bastante menos ofensivas que los corrillos de estetas de incomprendida genialidad. Disfrútenlas.


MONSTER
de David Fincher (2001)

Argumento: Kenzô Tenma, un neurocirujano japonés residente en Alemania, salva la vida de un niño tras sufrir su familia un atentado, exiliados políticos de la RDA en la RFA. Pronto descubrirá que el chaval ha sido el causante de la masacre, y tan pronto van surgiendo nuevos asesinatos el doctor abandona su vida para dar caza y captura al pequeño genocida. Detrás de todo existe un complot político que salpica a todas las figuras a la sombra de la caída del Muro.
Intérpretes: Tony Leung (Kenzô Tenma), Kevin Spacey (Inspector Lunge), Diane Kruger (Anna Liebhart), Jared Leto (Johan Liebhart), Michael Gambon (Director Heinemann), Cate Blanchett (Eva Heinemann), Alexander Etel (Dieter)
Guión: David Koepp y Andrew Kevin Walker, basado en el cómic de Naoki Urasawa.
Dirección de fotografía: Roger Deakins (Color, 2.39:1)
Banda sonora: James Newton Howard.


SUBTERRÁNEO
de M. Night Shyamalan (2008)

Argumento: Pablo Rubira es un inmigrante mejicano que lleva viviendo dos años en Texas, de manera poco hortodoxa y arrastrado por el destino. Cuando Rubira consigue un permiso de residencia se dispone a cruzar la frontera para traer a su mujer e hijos; sin embargo el mismo día que emprende la ruta una repentina invasión de insectos y arácnidos de gran tamaño invaden el pequeño pueblo donde vive. Mientras Pablo intenta llegar a toda costa a la frontera, los insectos se dispersan por todo el estado; se trata de una contrarreloj a vida o muerte para preservar la recién adquirida estabilidad.
Intérpretes: Efren Ramirez (Pablo Rubira), Paula Garcés (Amila Rubira), Eric Bana (Dr. Oliver), James Cromwell (General Antmoore)
Guión: M.Night Shyamalan
Dirección de fotografía: John Schwartzman (color, 1.85:1)
Banda sonora: James Newton Howard


EL MÁGICO MUNDO DE PELÉ
de Spike Jonze (2010)

Argumento: Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, es un crío que vive en una fabela en Río de Janeiro y fantasea con una pelota de fútbol. Algún día dominará el mundo y la pelota representa el globo terráqueo; cuando llega a la facultad descubre que el sueño es inalcanzable, por lo que decide dar patadas a la pelota. Es entonces cuando conoce a un extraño ser que habita en ella y que le hará el mejor jugador de todos los tiempos, todo bajo la condición de dar un cambiazo en cada partido: esa misma pelota por la reglamentaria. Pelé se hace famoso y rico, y vive extrañas aventuras en los campos de fútbol hasta que se retira y se convierte en una máquina sexual ejemplar.
Intérpretes: Don Cheadle (Pelé), Spike Jonze (Ardiles), Jack Black (Pelota de fútbol)
Guión:Charlie Kauffman basado en la autobiografía de Pelé.
Dirección de fotografía: Ellen Kuras (color, 1.85:1)
Banda sonora: Beck, Abandon Jalopy, Joao Gilberto.


LAS UVAS DE LA IRA
de Gary Sinise (1996)

Argumento: Tom Joad vuelve a su hogar de Oklahoma tras pasar varios años de cárcel bajo libertad condicional. Una vez llega descubre que su familia está dispuesta a emigrar a California, donde se les ha prometido prosperidad y empleo, algo de lo que el estado donde viven carecen por el nuevo sistema agrícola impuesto. Poco a poco descubrirán la hipocresía de un sistema, el racismo y el desprecio hacia los más desposeídos.
Intérpretes: Gary Sinise (Tom Joad), Chris Cooper (Reverendo Casy), Kathy Bates (Madre Joad), David Carradine (Padre Joad), Lily Taylor (Rose-of-Sharon), Christian Bale (Al Joad), Kris Kristofferson (Tío John Joad)
Guión:Gary Sinise, basado en la novela de John Steinbeck
Dirección de fotografía: Chris Menges (color, 2.35:1)
Banda sonora: Bruce Springsteen


THUNDER ROAD
de John Sayles (2002)

Argumento: Biografía de Bruce Springsteen desde su nacimiento hasta el lanzamiento de The Rising. La relación con su padre y el constante sentir de los problemas de la sociedad son las bases del film, ahondado en todas las transformaciones de Bruce sin dejar de ser él mismo. El paralelismo de temas como Vietnam, el ultraconservadurismo de Reagan o el 11-S están presentes en toda la cinta.
Intérpretes: John Cusack (Bruce Springsteen), Drake Bell (Joven Bruce Springsteen), Robin Williams (Douglas Springsteen), Colm Feroe (Jon Landau), David Morse (Mike Appel), Julianne Moore (Patti Scialfa), Steve Van Zandt (Steve Van Zandt), Ving Rhames (Clarence "Bigman" Clemmons)
Guión: John Sayles
Dirección de fotografía: Vilmos Zsigmond (color, 1.85:1)
Banda sonora: Bruce Springsteen, Bob Dylan, Roy Orbison, John Fogerty, Pete Seger (Canciones) Carter Burwell (Score original)


STARMAN
de Terry Gilliam (2010)

Argumento: Basada en el cómic del mismo nombre, y más exactamente en la revisión de los 90 de James Robinson, Starman trata sobre cómo Jack Knight, hijo del antiguo Starman, debe heredar el papel de superhéroe oficioso de Opal City debido a desgraciadas circunstancias. Desengañado y arrogante, Knight no deja de ser un crío que ama sus antiguedades y la plácida vida que le ofrece su tienda, pero poco a poco irá descubriendo su lado más heroico. En su periplo se encontrará con Mist, antiguo rival del padre de Knight que está aterrorizando la ciudad y con The Shade, un misterioso personaje de intenciones más bien ambiguas.
Intérpretes: Seth Green (Starman - Jack Knight), Jason Robards (Jack Knight sr.), Christopher Walken (The Shade), Tom Waits (Mist), Sean Bean (David Knight)
Guión: Charles McKeown, basado en el cómic de James Robinson.
Música original: Danny Elfman
Música adicional: Starman de David Bowie, versionada por Muse.
Fotografía: Roger Pratt (COLOR 1,85:1)


THE HOBBIT
de Woody Allen (1985)

Argumento: Bilbo (Woody Allen) es un plácido hobbit que vive en Bolsón Cerrado, una pequeña parcela que ganó en una apuesta estúpida a otro hobbit, en La Comarca. Un buen día el mago Gandalf (Martin Landau) se presenta ante su casa con trece enanos, lo que provoca serias dudas a Bilbo:
"Pe, pe, pero señor de la barba, dígame: ¿Por qué son enanos? No se da cuenta que yo soy más pequeño? En todo caso yo sería enano y ellos más enanos, aunque más musculosos desde luego ¿Y por qué trece? Podrían quedarse seis cuidándome la barraca y ya seríamos Gandalf y los Siete Enanitos y yo, el contable, jejejeje... je... ah"
Tras la reflexión el mago le propone, más bien le obliga ahogado en las deudas, a ir con ellos para recuperar el copión de Thorin y Raza, la película biográfica del enano líder del grupo que ha robado el dragón Smaug (Alan Alda). En su viaje Bilbo se encontrará con Gollum (Jeff Daniels), un ladrón obsesionado con una pestaña de hojalata que robó de un carromato.
Intérpretes: Woody Allen (Bilbo Bolsón), Gandalf (Martin Landau), Thorin (Danny DeVitto), Gollum (Jeff Daniels), Smaug (Alan Alda), Orcos, trancos, etc. (Escuela de danza de Krakovia)
Guión: Woody Allen, basado en la historia que le contó Robert Greenhut que a su vez leyó en un libro en el que se citaba la obra de Tolkien.
Fotografía: Gordon Willis (COLOR 1,85:1)


THE GODFATHER: 3rd IMPACT
de Sylvester Stallone (1987)

Argumento: Continuando la segunda parte de la obra maestra de Coppola, vemos como Michael Corleone emprende una guerra contra Dirko Sluvenicz, el padrino de una familia recién llegada de la fría Unión Soviética. Éste nuevo grupo está respaldado por el Kremlin a través de una empresa de suministros eléctricos, en la que trabaja Vinnie Corleone sin conocer aún sus antecedentes (aunque eso no impide que lleve una foto de su padre colgando del cuello). Mientras tanto Kay cae fulminada tras un tiroteo a la mansión de Michael en Hollywood, dejándola en coma, pero no sin antes decir que tiene que buscar a su sobrino: Para ello Michael confía en su hija Mary (Brigitte Nielsen) para emprender la búsqueda, descubriendo a Vinnie cargando unos sacos de cocaína en un almacén (aquí hay una apasionada y blancuzca escena de sexo entre ambos). Michael termina enterándose de este affair por lo que manda a dos cachas enormes que de italianos tienen lo que yo de ingeniero y se monta la marimorena. Al final el Kremlin explota y miles de niños americanos aplauden a Michael Corleone como el italiano salvador de esta gran nación.
Intérpretes: Robert Loggia (Michael Corleone), Brigitte Nielsen (Mary Corleone), Vinnie Corleone (Sylvester Stallone), Dolph Lundgren (Dirko Sluvenicz), Talia Shire (Adrian Connie Corleone)
Música Original: Survivor (canciones "The gangsta look out", "Bullets in my heart"), Bill Conti.
Guión: Sylvester Stallone, obviando con sutiles muecas faciales a Mario Puzo.
Fotografía: Ric Waite (COLOR 1,85:1)


TIP & COLL
de Milos Forman (1998)

Argumento: La historia de dos humoristas que comenzaron en una época de represión e intentaron evolucionar con la llegada de la democracia, con resultados variables. Tip (Billy Bob Thornton) mantiene unas ideas afines al régimen mientras Coll (Chris Penn) simpatiza con la izquierda, aunque la ausencia de juicio entre ambos hacen de ellos una amistad curiosa.
Intérpretes: Billy Bob Thornton (Tip), Chris Penn (Coll)
Guión:Scott Alexander y Larry Karaszewski
Fotografía:Anastas N. Michos (B/N, COLOR 2,35:1)


SILENT HILL
de David Lynch (2007)

Argumento: Arnie Black (Adrien Brody) acaba de salir del correccional en el que ha pasado su vida desde los 13 años tras algo que no recuerda, o no quiere recordar. Sólo en el mundo y sin nadie a su cargo vagabundea por los pueblos más cochambrosos de Arizona, buscando en vano un lugar donde caer muerto. Una noche se aloja en The Rythm, un motel donde conoce a Susan (Linda Hunt), una mujer de lo más corriente... sólo que parece saber la vida de Arnie al pie de la letra. La mujer le confía que sus orígenes se encuentran en un lugar más allá de la frontera del estado, un pueblo llamado... Silent Hill.
Intérpretes: Adrien Brody (Arnie Black), Linda Hunt (Susan Loebb), Harry Dean Stanton (Crazy Arthur), Taye Diggs (Bobby Black)
Música original: Angelo Badalamenti, Akira Yamaoka
Guión: David Lynch, Keiichiro Toyama
Fotografía: Frederick Elmes (COLOR 2,35:1)


ALITA: ÁNGEL DE COMBATE
de James Cameron (1997)

Argumento: En un futuro indeterminado existe Tiphares, una enorme ciudad flotante alejada del inframundo. Bajo ella se sitúa El Patio de Desperdicios, lugar usado como basurero de la ciudad y donde convive la peor calaña conocida por el hombre. Ido (Tim Robbins) es un mecánico de cyborgs que un buen día recoge la cabeza de un robot intacta, con un cerebro en perfecto estado. Tras reconstruirlo y comprobar la amnesia del cyborg decide llamarla Gally (Audrey Tatou). Por instinto Gally es un cyborg de combate, por lo que emprende un viaje alrededor del mundo para conocer sus orígenes. En su camino se encontrará con cazarrecompensas, el sadismo del Motorball (el deporte más bestia de La Tierra) y todo tipo de combates.
Intérpretes: Audrey Tatou (Gally), Ido (Tim Robbins), Gonz (Kumar Pallana), Makaku (Ray Park), Yugo (Jamie Bell), Zapan (Vin Diesel), Vector (Christopher Walken)
Música original: Vangelis.
Guión: Yukito Kishiro y James Cameron basado en el cómic de Yukito Kishiro.
Fotografía: DP Paul Cameron (2.39:1 COLOR)


JEFF WAYNE´S WAR OF THE WORLDS
de Quentin Tarantino (2004)

Argumento:Adaptación cinematográfica del denostado, y a su vez exitoso, musical de 1976 basado en la novela de H.G.Wells La guerra de los mundos. La supervivencia de un hombre de un pueblo llano de Middlesex ante la invasión marciana y cómo la humanidad contraataca -C´mon Thunderchild!- Tarantino consigue respetar la atmósfera hasta en los aspectos más vergonzantes.
Intérpretes: Henderson (Bruce Willis), Ogilvy (Jason Swartzman), Stent (Philip Seymour Hoffman), Quentin Tarantino (múltiples artilleros), Jeff Wayne (Narrador)
Música: Jeff Wayne
Guión: Jeff Wayne basado en el musical de Jeff Wayne.
Fotografía: Jeff Wayne (FULLSCREEN y mucho color)


KUBRICK vs. KUBRICK
de Stanley Kubrick (codrigida con Stanley Kubrick) (1999)

Sinopsis: La historia de un matrimonio compuesto por tan sólo miembro y que comparten la custodia de él mismo, que se encuentra en crisis y deciden separarse. La lucha por la custodia de él se vuelve más encarnizada a medida que salen trapos sucios de ambos que afectan a Stanley Kubrick por igual.
Fotografía: Stanley Kubrick (Color, 1.33)
Música: Kubrick en colaboración con Stanley.
Frase promocional: "Igual gana un Oscar" - Robert Benton.


PUTT & PUTTER
de Ken Loach (1992)

Sinopsis: Adaptación del prestigioso juego de Master System, donde un bola de golf es golpeada por un palo omnipresente. El drama de no encontrar el ángulo adecuado y la superación de los diferentes terrenos suponen un drama que Loach sabe tratar de manera cruda, realista y con lágrimas a cascoporro.
Intérpretes: Daniel Day-Lewis (Pelota), yonkazo londinense (Palo).
Banda Sonora: Stewart Copeland (aka yonkazo americano).
Fotografía: Un papel con algo impreso.
Frase promocional: La misma que anunciaba la contraportada del juego: "Las olas chocan contra la costa mientras pones la pelota en el tee. A la distancia... ¿paragolpes de pinball? Una extraña combinación de golf y pinball. ¡Es el Putt & Putter!"


A ÉL LE PICA LA PICHA, A ELLA EL CHOCHO
(He´s hot, She´s fuck)

de James Ivory (1995)

Sinopsis: Tras las exitosas y elegantes Lo que queda del día y Regreso a Howard´s End, Ivory y Merchant deciden dar un giro a treinta años de colaboraciones en excelsas adaptaciones de refinada literatura para entrar de lleno en la anárquica visión que llevaban guardándose desde que conocieron a Helena Bonham Carter. A raíz de una escena eliminada de The Remains of the Day (donde el personaje de Emma Thompson pilla a Anthony Hopkins masturbándose, éste se emociona y se le corre en la cara), Prawer Jhabvala desarrolla un libreto donde el protagonismo recae en Yonk Aids, un deportista de élite que se enamora de un gallo de pelea; la relación dura tres siglos hasta que se cruza por su camino Sally Pussy, una americana recién llegada a México -ahora anexionada al Reino Unido- que sufre fuertes picores que contagia a todo aquel que le toca. El gallo termina escribiendo sus memorias, que conforman la voz en off del relato.
Actores: Ben Chaplin (Yonk Aids), Lola Gaos (Gallo de pelea), Akira Kurosawa (Sally Pussy)
Banda Sonora: Todo el Never mind the bollocks adaptado por la filarmónica de Brunete.
Crítica: "Ivory consigue mostrar la fragilidad de la condición humana en hora y media tan volátil como su mensaje, pero no por ello menos relevante; cada secuencia contribuye en su manera de ver las relaciones entre humanos y gallos de pelea de manera que, al aparecer los créditos finales, terminas comprendiendo mejor a tu pareja. Remarcar la escena donde Yonk admite su gonorrea a un camarero cualquiera, mientras éste limpia las copas con el rabo. Sublime" - François Truffaut en El Espiritismo y Yo (1997, sin editar)


McCLANE vs. HALLENBECK
de Pedro Almodóvar (1997)

Sinopsis: Bruce Willis vuelve a encarnar a sus dos mayores héroes de acción en encarnizada lucha por las calles de Madrid; John McClane viaja a la capital española dispuesto a meter zambomba a una panda de chulapos cabrones que tienen secuestrada a su mujer, que resulta ser también la ex de Joe Hallenbeck, el cual está en la capital solo por asuntos de negocios (mala sangre el que le habló sobre el chinchón). Al enterarse éste de que McClane está en la ciudad decide buscarle para pedirle fuego, luego matarle: el héroe de Die Hard, no obstante, sólo quiere mantener una relación cordial con él porque, de hacerle daño, se lo haría así mismo. Aparece Kubrick al final, se mete un tiro y Miguel Bosé se marca un trío con los dos Willis.*
Reparto: Bruce Willis (John McClane), Bruce Willis (Joe Hallenbeck), Miguel Bosé (Bruce Willis), Stanley Kubrick (John Hallenbeck), Bruce Bosé (Stanley McClane)
Banda Sonora: Los Inhumanos (canción: Cornelius Yay)
Crítica: "Si hay cierre, que se cierre. No pienso rellenar mi revista con esta mierda" - Antonio Nadal

*El Deseo, Fox y Warner piden disculpas por la escasa inventiva del redactor de la sinopsis. La falta de sueño y los estupidofacientes le llevan a estas cosas.


FLUZZY FLULUR: BLOOD UNDER DRINA´S BRIDGE
de Tribecca Scoporro (2223)

Sinopsis: Bosnia-Herzegovina, diciembre del año 1995. Tras la masacre de julio en Srebrenica multitud de refugiados bosnios huyen a los pueblos colindantes buscando hogares desocupados para poder vivir; sin embargo, una familia sobrevive en la ciudad a pesar del cerco sometido por las tropas serbias. Aún así deben huir una temporada, ya que el tonto del pueblo empezó a gritar donde vivían "porque quería caramelos". Ya en 1996, con la ciudad liberada del ejército serbo-bosnio, la familia decide volver a su hogar de toda la vida: lamentablemente, éste se encuentra ocupado por Fluzzy Flulur -Udo Kier-, un conejo rosa de dos metros de alto con una banda que le cubre el pecho en la que pone "Alcalde". El padre -Stanley Kubrick- intenta negociar con él, pero de los ojos del conejo salen unos rayos que le derriten las gafas y luego el cerebro. El hijo mayor -Manoel de Oliveira- decide atacar por todos los frentes posibles: el rellano, la ventana del patio y el cuadro de luces del sótano. Fluzzy resiste a las embestidas hasta que se enamora de la madre de la familia -Miguel Bosé-, pactando una paz mediada por EE.UU. donde Fluzzy tiene derecho a la casa y a la madre pero no así al descansillo, auténtico hábitat de los hijos de la familia. Al final hay una fiesta en Srebrenica donde actuan los Poison, provocando un nuevo conflicto en los Balcanes.
Reparto: Udo Kier (Fluzzy Flulur), Stanley Kubrick (padre Higo), Miguel Bosé (madre Perah), Manoel de Oliveira (hijo Cir Huela), Niño Gordo (hijo Higo jr.), Poison (los Iron Maiden)
Banda Sonora: Iron Maiden (interpretados por los Poison)
Crítica: "(...)de la película de Scoporro se sacan dos cosas: una, que la vida hace siglos era tal y como la conocemos ahora. Todos tenemos un Fluzzy de vecinos, esos malditos conejos que llegaron del espacio por aquella época; puede que no se llamen Fluzzy, puede que no sean conejos. El caso es que, gracias a películas como Fluzzy Flulur: Blood under Drina´s Bridge podemos conocer mejor las maneras de deshacernos de ellos, al igual que hicimos con los chinos. ¿Lo segundo? Que no la he visto, pero me han dicho que está muy bien. Está el cine holográfico como para pagar por él." - Queman Ido, Hologramas nº345

miércoles, 30 de enero de 2008

Abel Ferrara - King of New York, confesión y redención

Frank espera en su celda a la libertad, un golpe de porra en uno de los barrotes le indica que su momento ha llegado. Pero Frank White no es el mismo hombre que entró, tiene un nuevo objetivo: quiere que su ciudad, Nueva York, le recuerde. Pero no por sus crímenes, sino por algo muy diferente.

Abel Ferrara es un director... podríamos decir... especial; se aparta radicalmente de los clásicos arquetipos de los géneros en que se mueve, y en esta, su primera gran película, nos comienza a ofrecer lo mejor que tiene dentro después de algunas películas que apuntaban bien pero no conseguían dar en la diana (aunque algunos consideran que Ángel de Venganza lo hace, yo no pienso igual).

¿Cómo podriamos definir a Abel Ferrara?. No es fácil. Es una persona con un concepto de la vida muy extrema: no ve blancos y negros, solo grises, considera que la verdadera redención en el ser humano es a partir del momento en que caes en el pozo más hondo, cuando ves que todo explota. Esa es su visión como católico ferviente declarado y eso lo refleja en su cine provocando un estilo personal y propio. Aunque sus conceptos y manera de ser no encajan en los clichés comerciales de Hollywood, su visión particular le sitúa como objeto de culto entre los cinéfilos más ávidos de emociones fuertes.

King of New York (1990) es un claro reflejo de lo antes apuntado: Frank White busca la redención pero a su manera, de la mejor forma que sabe hacerlo; a través del crimen pero de una manera muy Hoodiana, robándole a sus rivales y acabando con ellos, como si considerase que son un mal mayor que él mismo para la ciudad. Frank desea dar un regalo a Nueva York para que no le olviden: un hospital en uno de los mayores barrios marginales y hará todo lo posible por lograrlo y sabe que no tiene mucho tiempo, ya que sus enemigos estarán al acecho para derrocarle. Ferrara trata de justificar las acciones que Frank comete como excusa para su salvación ante la sociedad y que el público se identifique y no lo vea como el malo típico que debe ser atrapado. En este caso, Frank es interpretado por el camaleónico Christopher Walken, que encaja perfectamente en el perfil buscado por el director; Walken desde un inicio nos muestra un personaje ambiguo capaz de matar sin piedad ni arrepentimiento en un momento, y ser seductor y querido por sus amigos y socios un minuto después. Un personaje sin escrúpulos capaz de cerrar un trato de drogas rodeado de niños en un pequeño hospital infantil. Como mano derecha encontramos a Laurence Fishburne como Jimmy Jump, el brazo ejecutor de Frank, al cual no le interesan los planes de su jefe: simplemente ejecuta sus órdenes y disfruta de los premios obtenidos, un mundo de droga, mujeres y buena vida, un personaje histriónico y salvaje, sin duda, pero que jamás dejará de ser leal a su rey.

En el mundo neoyorquino que se nos presenta (tan alejado de lo retratado por Woody Allen) ningún personaje está limpio de pecado, desde los abogados que representan a Frank, a politicos y a intermediarios capaces de vender su alma si obtienen algún beneficio. La película posee un tono tan oscuro que prácticamente toda la pelicula se desarrolla en la nocturnidad, como un mundo vampírico y violento donde el dinero es el objetivo, la sangre que da vida a sus habitantes.

Como contrapunto tenemos al grupo de policías que no entiende las buenas intenciones de Frank, y desean su regreso al que consideran su verdadero hogar: la cárcel. Ferrara no se conforma con algo tan simplista, y nos muestra que sus personajes poseen una profundidad mucho mayor de lo evidente; vemos que el fracaso constante de los defensores de la ley hace que busquen autojustificarse (vaya, igual que Frank) y traten de eliminarlo con métodos más allá de lo permitido; de nuevo, Ferrara trata de justificar la acción para redimir. En este caso, lo mejor es la interpretación de David Caruso que se mueve en el filo de la navaja y cuya frustración le hace actuar de una manera alejada de su profesión. ¿Dije que en el mundo de Ferrara no hay extremos? En este caso sí lo hay, lo encontramos en Roy Bishop (interpretado por el veterano Victor Argo), el único personaje limpio e íntegro en toda la pelicula que parece como fuera de contexto, un último romántico en un mundo pervertido y contaminado. Sin pasado de interés y sin un futuro a contemplar, Ferrara lo considera una especie en extinción, alejado de lo que él cree es la verdadera sociedad. Roy quiere atrapar a Frank, pero rechaza y da la espalda a los métodos de sus compañeros. Curiosamente, Ferrara, en su próxima película y quizás su obra maestra Teniente Corrupto, vemos un opuesto a King of New York y, a su vez, una continuación a la evolución mostrada por los personajes de su film anterior.


King of New York se le tacha de demasiado violenta y de ensalzar las drogas, un argumento pobre a la hora de definir los films del director; en casi toda la filmograía de Ferrara la violencia (con las drogas de telón de fondo, como el verdadero diablo) es un hilo conductor de sus historias para luego reflejar las motivaciones de los personajes, un viaje hacia la purificación a través del castigo y la culpa, ¿cuál el premio? El verdadero perdón.

Ferrara resume su cine de esta manera: Tipos como Harvey Keitel y Christopher Walken están en el límite, justo en el límite. Y están ahí fuera sin red. Sus vidas reflejan la dificultad del viaje a través de la vida, la dificultad de vivir sin pecado. Estos hombres sufren, están atormentados. Sus vidas son un vacío.

AMÉN, HERMANO ABEL, AMÉN.

lunes, 28 de enero de 2008

Yuma

Hace tiempo que se viene hablando bajo total convicción sobre el western moderno, sin tampoco aclarar a qué se refiere claramente: si se trata de una revisión a los tiempos que corren del género en el mismo escenario; o bien una traslación, o mutación, de los convencionalismos del mismo a un ambiente contemporáneo. O simplemente que, cada vez que se estrena un una de vaqueros e indios fuera de su época dorada, ya se califica de moderno. En el primer casual se ajustaría toda una pléyade de films encabezados por los excelentes westerns de Kevin Costner y Lawrence Kasdan; en el segundo, gran cantidad de westerns urbanos –otra definición curiosa- en los que se suele caer en la simpleza provocada por el excesivo uso del contexto contemporáneo; el tercer supuesto, el único 100% cierto si hay que atenerse a la literalidad de la definición, abarcaría toda película rodada en los últimos veinte y tantos años sin marcar bien cuál fue el comienzo.

La realidad es que el western nunca se fue: se fueron sus maestros, pero siempre han existido películas cuya intención ha sido preservar el género, no resucitarlo… y 2007 para ello ha sido realmente fructífero, con tres películas tan dispares como necesarias: 3:10 to Yuma, The Assasination of Jesse James by the Coward Robert Ford, con Brad Pitt y Casey Affleck y Seraphim Falls con Pierce Brosnan y Liam Neeson. Esta última, a diferencia de la que nos ocupa, cuenta con fecha de estreno en nuestro país -7 de marzo-, aunque no esperen encontrarla en su multisala habitual. Dispares porque tan sólo la de Brosnan y Neeson mantiene los preceptos del western más clásico y, sin embargo, -aún resultando magnífica- no resulta tan evocadora como las otras dos. De ahí que quién suscribe tenga dudas respecto a 3:10 to Yuma de Mangold sobre si encuadrarla en los supuestos antes mencionados, porque cumple –más o menos- en todos ellos e incluso marca nuevas tendencias que, si bien pueden resultar peligrosas son, cuanto menos, interesantes.

Ante todo, 3:10 to Yuma no es una película revolucionaria: precisamente su revolución radica en la carencia de cualquier elemento que la haga perdurable. Puede sonar irónico, pero en el fondo no se trata más que de una película de acción, algo por encima de la mierda –perdón, media- habitual. Y ya. Pero claro, estamos hablando de un western moderno. Cualquier detalle se mira con lupa puesto que los acreedores no son de los que se andan con chiquitas, y hay demasiados esperando alguna del género para evocar tiempos mejores y demostrar el buen gusto que tienen y lo bien qué lo harían en su lugar. A Mangold todo esto se la sopla. El western no es más que una excusa barata, un juego de clicks de playmobil con el que vestir un fondo que no se aleja para nada de lo que es la principal inquietud artística (y Dios, espero que no sea vital) de James Mangold; la redención. Desde el sheriff caído en desgracia de Cop Land, auténtico western urbano con todas las de la ley, hasta el Johnny Cash en su búsqueda del amor -paternal, pasional, perdurable- donde siempre pensó que estaría: no existe en su filmografía nada que haga pensar que sus proyectos son guiados por motivaciones ajenas. Hasta Kate & Leopold, vehículo para el lucimiento de Meg Ryan, esconde en sus entrañas la certeza de encontrarnos ante un auténtico autor que sabe amoldar sus motivaciones a cualquier proyecto que se presente.

Y no sólo no se aleja sino que entra de lleno: esta última incursión cinematográfica de James Mangold resulta la más ambiciosa propuesta de toda su filmografía, y para ello toma como base una película de hace cincuenta años que se recuerda sobre todo por la presencia de Glen Ford y por estar basada en un relato de Elmore Leonard. El Mangold guionista adapta al cien por cien el guión original (desconozco si también el relato: si alguien conoce de su existencia, se agradece el aviso) con papel cebolla, tal cual, incluso extrayendo los mismos diálogos pero con el buen gusto –y pericia- de darles otro significado. Al igual que aquella, 3:10 to Yuma es la clásica historia entra de captor y presa, y como tal funciona: un forajido, Ben Wade, da un sangriento golpe con su banda a una diligencia sin percatarse de la presencia de Dan Evans y sus hijos, un ganadero muerto de hambre. Wade se muestra benevolente con él, lo que le lleva a ser detenido en el pueblo más próximo. Evans, falto de dinero, acepta el encargo de llevarlo a la estación desde la cual se coge el tren hacia la cárcel de Yuma, donde Wade cumpliría condena por sus crímenes, en un enrevesado plan para evitar el asalto de la sangrienta banda que aún campa a sus anchas, expectante a un descuido de los representantes de la ley para liberar a su líder.

El trabajo de Bale –Dan Evans- y Crowe –Ben Wade- resulta magnífico, dependientes el uno del otro, sabiendo en cada momento que cada uno juega a la mitad del mismo pilar maestro que sustenta la película. No hay espacio para destacar innecesariamente, incluso cuando uno está fuera de plano el otro es consciente de su dependencia. Tan sólo al final Crowe se permite el lujo de un último acto de vanidad, rúbrica de una chulería como pocas veces se ha visto. Esto no exime que el film cuente con unos secundarios de lujo, destacando a dos por encima de todos: un inquietante Ben Foster que encabeza la banda de Wade en su ausencia, que reúne en su aspecto de pipiolo, y con bastante acierto, a gran cantidad de psicópatas míticos en la historia del género; Peter Fonda riéndose una vez más de su papel en la industria, esta vez más justificado que nunca como antigua némesis de Wade y, por lo que se puede deducir, no muy alejado en cuanto historial de sangre del preso. El reparto funciona, siempre bajo el yugo del protagonismo de los dos cabezas de cartel. En lo formal, 3:10 to Yuma resulta correcta, aunque puede dar la sensación estridente de estar viendo una falsa recreación del oeste americano: cámaras al hombro, desenfoques, travellings que invaden espacios cerrados como si se tratara de una película de acción de la década anterior. No resulta molesto, pero… pero esto es un aspecto que abordaremos más adelante. El score de Beltrami ayuda, y mucho, al halo de tensión constante, en un registro entre su trabajo en The Three Burials of Melquiades Estrada y sus trabajos con Guillermo del Toro. Sin ninguna estridencia es capaz de poner lo pelos de punta, demostrando el por qué se trata de uno de los mayores talentos a la hora de conceder sonido a la violencia.

En conclusión, 3:10 to Yuma resulta un reconfortante y aún más intenso paseo por la interesante visión de un cineasta que, a esperas de su masterpiece, sigue brindando un cine muy personal; puede agradar más o menos, pero indudablemente tiene el sello de alguien que no se dedica a esto por otra cosa que contar historias. Ahora… ¿existe algo más en su última película? ¿Qué tiene que aportar, o joder, Mangold adentrándose en tan respetable género?

Comparar dos películas con cincuenta años de separación puede resultar un ejercicio innecesario, sobre todo si ambas pertenecen a un género tan atemporal como el western. Se habla mucho del western como el único género totalmente cinematográfico, no sólo por haber nacido al tiempo del cinematógrafo, si no por su propia concepción histórica: una nación en pañales, el descubrimiento constante de tierras baldías donde asentarse y la puerilidad de un sistema de social y de leyes que permite cualquier estudio psicológico sobre sus habitantes. Es el género cinematográfico de todos los géneros porque abarca cualquiera, y permite a quien se mete en él realizar tanto una película simple y vacía o toda una tesis alrededor de todo lo que nos hace humanos.


El western suele tener poca cabida en la literatura: carece de un contexto histórico lo suficientemente fuerte como para dar clásicos, y aunque existen grandes novelas ambientadas en la época, la mayoría no pasan de meras aventuras sin ningún tipo de intención mas allá del –y muy loable- entretenimiento puro y duro. La dependencia de la imagen es innata. Al existir un contexto tan definido como la exploración se entra de lleno en la confrontación entre personajes, dejando en un segundo plano las circunstancias ajenas a los mismos para dar cancha a historias más sencillas y, por ello, personajes más complejos. El western, género de géneros, como lienzo sobre el que esbozar, dibujar y rematar lo que todo realizador busca en una película.

Ante esa definición, Yuma no es un western. Eso no le impide mostrarse totalmente respetuosa con el género, pero si nos atenemos a la raíz del mismo, no es un western ni por asomo: demasiado anacrónica de así encajarla, demasiado… moderna. En ese sentido la de Delmer Daves se ajusta mucho mejor, dejando todo el protagonismo a Evans y Wade, pero sin aportar el elaborado contexto que aporta Mangold junto a los guionistas Michael Brandt y Derek Haas (artífices del libreto de, eh, 2 Fast 2 Furious). La clave entre ambas películas reside ahí, en el contexto y circunstancias que abordan a los protagonistas: mientras la original podría estar ambientada en cualquier fecha posterior a la conquista del oeste, el remake se sitúa, y muy bien situado, en un tiempo concreto y en una zona específica. Dan no se trata tan sólo de un ganadero que se las ve putas para mantener a su familia; también se trata de un excombatiente tullido marcado por ello, que intenta mantener su honor como ejemplo ante sus hijos, y cuya motivación adicional a la hora de aceptar el acompañar a Wade a su encierro es demostrar algo más a su hijos. Lo mismo con el forajido: del sibilino y simpático Glen Ford de la original se pasa al cruel y carismático Russell Crowe actual, capaz de controlar la situación en todo momento, y aportando con su actitud un elemento totalmente ignorado en la original: la ley y su corrupción. Dan acepta su misión aún a pesar de que esos mismos que le pagarán son los que le están jodiendo vivo. No es sólo la sequía la que seca sus pastos y mata sus reses; también los mismos usureros que dan coba al ferrocarril para que abandone sus tierras, los mismos que extorsionan y cortan el paso del arroyo. Wade se aprovecha de ello y le intenta hace ver que no es él la presa, que todos son presas del mismo sistema.

Mangold también consigue extraer del relato un elemento de violencia exagerado, extremo en ocasiones; además del contexto de corrupción también se le añade unos personajes duros, que corren la maratón por mucha cojera que tengan y que aguantan los disparos estoicamente. El hijo de Dan tiene unos huevos demasiados grandes para un chico de su edad, incorporándose en el grupo en el momento más oportuno y encarándose sin vacilar a Wade; hasta tenemos a un veterinario curando a un ser humano, demostrando que son bestias que soportan cualquier cosa. Quizás por ello choca más la escena final, que no pienso desvelar aquí, pero que demuestra que no todos somos invulnerables aunque unos avispados guionistas así lo quiera. Esta escena final es la que se desmarca completamente de la original, dando un nuevo significado a los personajes y demostrando que vivimos tiempos más acomodados: En los cincuenta hacía falta esa esperanza con la que finaliza la película de Delmer Daves, en la actualidad es necesario de vez en cuando un puñetazo en el estómago que nos recuerde donde vivimos. Los artífices del ferrocarril –el mundo moderno- marcan la pauta, gente como Wade se mueve por ella sin ningún escrúpulo; a todos los Dan del mundo sólo les queda hacer algo importante y caer en el intento para que exista algún resquicio de esperanza. 3:10 to Yuma del 2007 deja poca tregua para ello, pero la que ofrece es intensa.


¿Qué aporta pues la película de James Mangold? Quizás un nuevo camino en el género lejos de los homenajes casuales o las joyas puntuales, o bien una nueva vía de facilitar el acceso como lo fue el spaghetti western: una manera de ahondar un poco más en un periodo aún desconocido en la historia de Estados Unidos, adoptando el estilo del western urbano y regresando a la época original para ello. Desde luego, es algo más complejo de lo que parece: no obstante se trata de una película con ritmo, extremadamente divertida y con un ímpetu comercial latente; algo que muchos críticos verán como un elemento en su contra. Pues vale. Es un salto mortal el de Mangold con su 3:10 to Yuma, una apuesta arriesgada que levantará ampollas precisamente por la facilidad con la que aligera –que no desprecia- los preceptos básicos del western; pero que, como toda precursora, puede dar lugar a nuevas y estimulantes formas.